19 septiembre 2006

LA CHISPA POSTAL #3 NOTICIARIO POSTAL

Noticias, convocatorias, etc. que aparecen en este número de La Chispa

2 Comments:

At 6:16 p. m., Blogger La Chispa Postal said...

En la situación actual de Correos, con un Convenio Colectivo recién firmado en el que han cristalizado las distintas fuerzas que hay en juego sobre el terreno de la privatización, la máxima de actuación de un sindicato de clase debe ser: unir a los trabajadores con la perspectiva del combate que vamos a tener que librar en defensa de nuestras condiciones de vida.

Examinemos, para entender esto, cuál es exactamente esa relación de fuerzas que se ha manifestado en la firma del Convenio. En primer lugar la Empresa continúa, inducida por el desmantelamiento de las inversiones estatales, en su línea de igualar las condiciones laborales a la baja con las del mercado privado; busca ser competitiva en una fase de precompra por parte del capital privado (posiblemente el alemán, que ya ha intervenido en otros sectores similares, o el francés, en menor medida) algo que tendrá su límite en la protección que marque el Estado para Correos como sector estratégico. Esto va a significar descenso de sueldos, aumento de los ritmos de trabajo y, muy significativamente, un aumento de la contratación temporal hasta ahora inédito en esta Empresa.

Por otra parte el ámbito de las organizaciones sindicales también está marcado por esta dinámica privatizadora. Cada organización a su manera y según sus posibilidades intenta jugar sus cartas en este proceso de cara a no verse perjudicada. CC.OO., UGT y algún otro que va por libre han tenido hasta el momento un estatus quo privilegiado gracias a que su función, desmovilizadora desde un principio, al servicio de la Empresa, ha sido efectiva. Así han logrado imponer de acuerdo con ésta, una red de clientelismo económico que raya la práctica mafiosa en muchos casos; con ella actúan como agentes de contratación de la empresa estableciendo “prioridades” en los contratos a temporales, etc. También gestionan millones por la formación, ejercen el papel de guardianes de la tranquilidad laboral, etc. Además aglutinan a mucho cuadro medio de la hipertrofiada burocracia empresarial: jefes de reparto, cargos de oficina, etc. que cómo sin duda, con la lógica política de reajustes que trae la privatización sus mismos puestos peligran,
Así las cosas, resulta obvio que la política de estas organizaciones sindicales tenderá a mantener su posición actual y la de sus sectores de afiliados más aventajados en la jerarquía empresarial. Actúan como reacción contra este proceso de liberalización pero en última instancia con ello sólo ejercen fuerza para no salir mal parados. Saben que, por ejemplo, no mantendrán la integridad de los puestos de trabajo que defienden, pero esperan conseguir jugosas prejubilaciones aún a costa del resto de los trabajadores (que es como suelen ser las prejubilaciones).
En este sentido gestionan las necesidades empresariales aunque intervengan de manera diferente cada uno. CC.OO. por ejemplo ha firmado un convenio que le daba ciertas ventajas sobre el resto. Así lo ha hecho también CSIF, claro aunque sus firmas no deben mirarse tanto como un beneficio inmediato como una perspectiva de futuro. UGT, por su parte, no se ha visto lo suficientemente reconocida por la Empresa ya desde antes del inicio de las negociaciones. Aparte de unas relaciones con el poder que le eran desfavorables, en los últimos tiempos había perdido relevancia en la Empresa. Así, ha decidió jugar la carta de la movilización y el enfrentamiento contra el Convenio como manera de ejercer presión contra sus adversarios. Esto que ya se ha saldado con la dimisión de la Srta. Marta Bretos (segunda de abordo en la jerarquía de Correos) no tiene nada de extraño: en una situación así la guerra es la prolongación de la política por otros medios. Una organización que basa su reconocimiento por parte de la Empresa en la capacidad que tiene para controlar a los trabajadores puede utilizar la baza, en caso de que ese reconocimiento empresarial no sea suficiente, de movilizarlos como recordatorio del contrato implícito que le une con Correos.
Su movilización es una broma en lo que se refiere a los trabajadores y no debe tomarse a este sindicato realmente como una fuerza de oposición. Igual que hoy está supuestamente en la calle luchando otro día estará en los despachos vendiéndonos. Y lo hará con la misma lógica.

Si descontamos a otros grupos sindicales cuya fuerza es meramente simbólica y regional, la siguiente entidad de relieve es CGT. Desde luego no es un sindicato con fuerza como para seguir la política de los anteriores, aunque ni se plantee hacerlo. Al menos no de hacerlo directamente, porque indirectamente lo está haciendo. Y esto en dos sentidos.
En primer lugar el sindicato ha construido, de acuerdo con sus planteamientos de principio, toda una ideología contra la liberalización del sector público y por tanto de Correos. Lo que CC.OO. y UGT plantean básicamente, CGT lo ha ampliado orientando su lucha sindical de acuerdo con unos postulados basados en el derecho ciudadano a los servicios públicos, la oposición al “neoliberalismo”, etc. Es la versión radical de la política de los sindicatos mayoritarios.
En segundo lugar, a partir de esta política, desarrolla un sistema de lucha en la que conjuga su oposición de principio con la defensa de los derechos y privilegios adquiridos puestos en la perspectiva de la defensa del empleo público. Lo que en CC.OO. y UGT es la defensa de los privilegios de ciertos sectores, en CGT es una teorización general, pero nada más. El contenido es el mismo.

Pero no se puede frenar la liberalización. Como mucho se puede retardar: tarde o temprano, como es algo que concierne a las necesidades del Capital, se impondrá. Son fuerzas mayores las que lo mueven y ni siquiera la parte de la burguesía y de las capas medias que se oponen a esto como víctimas potenciales de la modernización pueden frenarla. Y precisamente llevar esta política, intentar frenarla, es para CGT un suicidio, dirigirse a una derrota segura de donde los afiliados, como mínimo, saldrán sólo desmoralizados. Además, y esto es mucho más importante, va a colocarla de la mano de sectores de la burguesía, del empresariado, de la burocracia estatal, algo que sólo significa hacerle el juego al enemigo de clase.
Esta es una política interclasista que desmoviliza el potencial del momento en Correos descentrando nuestra orientación en la lucha a favor de posturas muy conservadoras. Efectivamente: en la medida en que el eje sindical no es la defensa de las condiciones de via y lucha de los trabajadores sino la defensa del estatus quo existente, aún con mejoras accesorias, se pierde la perspectiva de la lucha real. Así vemos que nuestro necesario enfrentamiento contra la situación que crea el Convenio Colectivo se ha reducido a una oposición simbólica, la petición de un referéndum, de ningún éxito y que nada ha logrado intervenir en el proceso. La reacción lógica es decir que somos pocos (y cobardes) los dispuestos a luchar, pero precisamente es para esas propuestas, como la del referéndum, que se necesita el número como algo indispensable, mientras que para la movilización laboral cotidiana es necesaria menos gente, pues es cuestión cualitativa y no cuantitativa. Pero este Norte está desplazado en el sindicato por una macropolítica de oposición que desdeña la movilización cotidiana por lo inmediato como base de su existencia. Y esa movilización ha de ser puesta en marcha si realmente queremos luchar. Sobre la movilización cotidiana y la lucha por nuestras condiciones de trabajo se ataca lo esencial, lo único que nos debe importar del proceso de liberalización, lo que nos afecta como trabajadores: nuestras condiciones de vida, nuestra existencia. Así, la propiedad legal, privada o pública, si hay un muro de contención contra los ataques que sufriremos, nos es algo relativamente indiferente. Distinguimos nuestros intereses de los que sólo pretenden mantener la propiedad y los privilegios en la Empresa; planteamos correctamente la cuestión porque no malgastamos fuerzas en una política que nos da la mano con nuestros enemigos.

Es muy importante en este lugar el trabajo de nuestra sección sindical. Poner en marcha una política de lucha que pase por dejar de lado la orientación conservadora y que se base en la unidad de los trabajadores en torno a unos contenidos mínimos que respondan a lo que sufrimos día tras día en el puesto de trabajo. La sección debe responder a todas las agresiones cotidianas que sufrimos, a la realidad general de los bajos salarios, etc. Para ello debe potenciar por un lado la agitación continua en las unidades de reparto, CTA, etc. estableciendo un núcleo de reivindicaciones básicas y ampliándolas con las más concretas que aparezcan en cada lugar. Se trata de tener una presencia continua y activa en todas partes utilizando el recurso a los afiliados y militantes que se tienen.
Por otro lado se debe dar apoyo y respaldo a toda iniciativa de lucha que aparezca en los puestos de trabajo, ayudando a que se organice y se mantenga en pie, aunque no parta de CGT.

El éxito que han tenido las plataformas por un salario digno reside precisamente en que han sido capaces de movilizar y unir en el día a día con unas perspectivas de lucha real a los trabajadores, tirando el mito de la indolencia generalizada. Más allá de todo prejuicio, es por ese motivo que CGT no debe regir la confluencia con ellas sobre los puntos de lucha que todos asumimos. Aún manteniendo los límites como organización delimitados en el tiempo y en el espacio. Muy posiblemente, a corto plazo, la unidad de los trabajadores de Correos pase por las plataformas y nuestra sección debe buscar la solidaridad con unos postulados que, insistimos, son los suyos.

En cualquier caso esa unidad de acción es completamente diferente a la que se ha propuesto, sin ningún rubor, con UGT. Porque ésta ha sido la unión de las cúpulas sindicales, la confluencia de las burocracias en unos intereses mezquinos. Ha estado muy lejos de ser una unidad entre los trabajadores de ambos sindicatos, una unidad sobre la lucha y por lo que realmente sufrimos todos. Por el contrario, ha supuesto una especie de pacto de amistad en el que se tiraban años de crítica firmando dóciles comunicados conjuntos y sacrificando en todo momento y lugar la única exigencia que había que poner sobre la mesa: una huelga conjunta. Algo que, claro, UGT ni pensaba hacer.
Por lo tanto la posición de nuestra sección respecto a las alianzas debe ser muy clara: ningún pacto con los aliados de la Empresa, unidad en la lucha y por la base sobre unos principios elementales:

-Aumento lineal del sueldo para todos los trabajadores de reparto, clasificación, distribución y admisión.
-No a la intensificación de los ritmos de trabajo; no al puesto tipo.
-Ningún recorte de derechos en los futuros convenios colectivos.
-No a la contratación temporal, fijeza para los trabajadores de bolsas; readmisión de todos los despedidos.
-Defensa mutua en los centros de trabajo ante cualquier agresión de la jefatura.

Con esta perspectiva podremos buscar realmente la incidencia entre los trabajadores y, si no inmediatamente, sí a medio plazo, cuando nuestros supuestos se vayan cumpliendo y las condiciones de trabajo agravándose, lograremos crecer en organización y capacidad de lucha.

 
At 12:34 a. m., Anonymous Anónimo said...

leer esto porfi, es la ost...
Somos un grupo de trabajadoras de la franquicia de UNIPOST de Vigo, que desde hace casi un año venimos padeciendo acoso laboral por haber promovido elecciones sindicales en la empresa y reclamar nuestros derechos. Pedimos aumento de jornada según nuestro convenio porque estábamos con contrato de 2 horas pero teníamos que trabajar a destajo 8 y más horas, reclamamos cobrar y cotizar por la jornada realizada y no tener que clasificar las cartas en sus casas, el empresario nos hizo contratos de 4 horas, pero a partir de entonces comenzó un acoso sistemático.
Hasta el momento, por medio de estos métodos ya consiguió la marcha “voluntaria” de 4 trabajadoras, y otras 4 cayeron de baja por depresión víctimas del clima de terror laboral de esta empresa.
En la página web www.carterasunipost.es podréis conocer más detalladamente nuestra situación la lucha que venimos manteniendo.
Agradecemos cualquier muestra de solidaridad que nos hagáis llegar y que reenviéis este correo a todos vuestros contactos, así como que remitáis a la dirección de UNIPOST: info@unipost.es un correo electrónico con el siguiente texto:
"SOLUCIÓN PARA LAS TRABAJADORAS DE UNIPOST DE VIGO"
CESE DEL ACOSO LABORAL CONTRA ESTAS TRABAJADORAS Y CUMPLIMIENTO DEL CONVENIO COLECTIVO.

Muchas gracias y pásalo.

 

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