20 junio 2007

LA CHISPA POSTAL#4 Noticiario Postal

Organo de los trabajadores de Correos y afines para la clarificacion de tareas para la defensa de los intereses de la clase trabajadora internacional.

Algunas cuestiones sobre el II Convenio Colectivo.

1 Comments:

At 12:56 p. m., Blogger La Chispa Postal said...

Hace apenas unas semanas ha aparecido publicado en el Boletín Oficial del Estado el II Convenio Colectivo de Correos. Aunque técnicamente ya había sido aprobado hace unos cuantos meses, como el revuelo causado por la polémica marcha de la Mesa de negociaciones no ha acabado, aún en estos días pasados hemos visto los últimos coletazos sindicales al respecto.

Concretamente la CGT ha hecho llegar a sus afiliados una hoja titulada “Entra en vigor el II Convenio Colectivo de Correos y Telégrafos” en la que cristaliza la que ha venido siendo su posición al respecto durante todo el tiempo que ha durado la negociación. En ella expresa su crítica a los aspectos que considera negativos en este texto de cara a los trabajadores y sus derechos y son algunas de estas críticas las que queremos analizar en estas páginas. Se trata de saber qué implican, qué significan, hacia dónde apuntan, etc. las reivindicaciones de CGT.

Como decíamos arriba la hoja en cuestión ha sido repartida a todos los afiliados a nivel nacional (en cada sección, suponemos, por los medios habituales) así que no vamos a reproducir sino los fragmentos que consideramos más interesantes.

En primer lugar el comunicado hace referencia a que el Convenio “Recorta el salario”. Así, afirma que esto se produce “En el dinero que nos deben: el acuerdo supone renunciar a la paga de incentivos de los meses de mayo y junio y a la paga de resultados de enero a junio de 2006.” Y “En el salario variable: al aumentar los beneficios de Correos, ha aumentado la cuantía máxima de estas retribuciones en un porcentaje muy similar, pero se duplican los descuentos por absentismo, se condicionarán igualmente a la productividad “cuando los sistemas de medición individual lo permitan” se da un nuevo plazo para condicionar también los tramos y a partir del 2008 te quitarán entre 25 y 30 euros mensuales si no se alcanza el objetivo de disminuir el absentismo en 2000 efectivos por año”

Todos sabemos que los incentivos son el dinero extra que paga Correos a sus empleados si se cumplen unos criterios de producción. La paga de resultados… su nombre mismo indica que es idéntico a lo anterior. Ahora bien ¿qué significa esto exactamente? Que al trabajador se le paga de acuerdo con los beneficios de la Empresa, creando así una identidad de intereses entre ambos. A modo de chantaje realmente la Empresa ofrece más sueldo si se trabaja más y se consigue que Correos obtenga más beneficios despreciando con ello las necesidades objetivas de los trabajadores a favor de un criterio subjetivo que vincula a estos con sus explotadores.
¿Debe un sindicato que se dice de clase defender estos incentivos, pedir más, etc.? JAMÁS. Porque con ellos está defendiendo el instrumento que tiene la Empresa para que la explotación sea vista como algo positivo para el trabajador, que vincula sus condiciones de vida no a la lucha contra la Empresa sino al esfuerzo individual, al aumento de la productividad y por tanto al aumento de la plusvalía que nos saca Correos. Quizá la pregunta anterior deba formularse de otra manera ¿Existe interés común entre trabajadores y Empresa? La respuesta es la misma: NO. Porque aunque coyunturalmente la Empresa pueda pagar algo a cambio del aumento de la explotación esto no deja de significar que Correos cuantos más beneficios obtiene más explota al trabajador.
Si, a veces, puede no verse inmediatamente este aumento de la explotación, sin embargo nadie deducirá que unos trabajadores identificados con la Empresa, que ven en el beneficio de ésta el suyo propio, no serán nada proclives a causarle problemas y tan sólo articularán salidas individuales a los agravios que Correos no dejará de imponerles.

El segundo párrafo citado no hace más que incidir en esto. Pero coloca el problema de la represión bajo la excusa del absentismo como un problema para cobrar los incentivos. Es decir, hace depender la represión, que debería ser combatida sin paliativos, del salario variable criticando tan sólo que éste descienda. Cabe preguntar ¿acaso los trabajadores temporales no sufren esta represión? Y sin embargo ellos no cobran incentivos. Se les deja con esta afirmación tan desprotegidos como es habitual en todos los sindicatos vendidos a la Empresa.

Ante el problema salarial un sindicato de clase debería fomentar respuestas que por un lado y sin ambigüedades reivindicasen por los que peores condiciones padecen y por otro no estuviesen basados en la unidad corporativista entre trabajadores y Empresa, sino que exigiesen el aumento lisa y llanamente del salario base, único sustento fiable para los trabajadores. Que se incluya en él la cantidad hoy cobrada a parte como incentivos. Esta sería la manera de plantear la cuestión desde la perspectiva de la independencia de clase de los trabajadores.

Posteriormente, en lo referido a la precariedad, se afirma que “Mayor inestabilidad del personal eventual: (rotación, decaimiento de todas las listas por renunciar a un contrato, por no pasar un periodo de prueba o por una evaluación de desempeño negativa, contratos a tiempo parcial para los refuerzos…)” y “Mayor inestabilidad del personal indefinido: creación de nuevos contratos indefinidos discontinuos e indefinidos a tiempo parcial”
Esto significa plantear un problema real como es el recogido en el primer párrafo, que supone la inestabilidad para los trabajadores eventuales, el aumento de métodos represivos, etc. con una crítica a la contratación a tiempo parcial que se va a aplicar.
Y es que a los trabajadores nos resulta, en principio, indiferente que alguien pueda ser contratado para trabajar temporalmente. Por no hablar de que eso ya existe con la reducción de jornada aplicable a los funcionarios de la que CGT no dice nada ¿discriminación porque estos son funcionarios y laborales fijos?

Un sindicato de clase debe luchar contra los agravios que supone adaptar el empleo a las necesidades productivas, no contra un tipo de contrato determinado. No se debe confundir la forma con el contenido. Porque si los confundimos terminaremos cayendo en el error de confundir condiciones de vida y trabajo, que debemos defender, con críticas abstractas a la “precariedad”, etc. Enfrentamientos fútiles que, precisamente, sólo arreglarán problemas superficiales y no de fondo.

Finalmente en el punto sobre la supresión de las garantías sindicales se dice “reduciendo la participación de todos los sindicatos (en las movilidades, reajustes, concursos de méritos, cambio de asignación derivado de insuficiencia no permanente de condiciones físicas para el desempeño del puesto o asignación por protección a la maternidad) y marginando a los no firmantes (en acción social, formación, salud laboral, traslados…) olvidando que la capacidad de negociar la da la representatividad y no la firma de los acuerdos” En pocas palabras: se reduce la participación sindical en la gestión laboral. Es decir se critica que nuestro enemigo, Correos, no nos deje intervenir en el trabajo de hacer funcionar la Empresa. Se oponen a dejar de ser un sindicato empresarial.

Porque lo que llaman “suprimir las garantías sindicales” no es algo malo. Un sindicato de clase no debe participar en la gestión de la Empresa. Y no por mantener una posición purista sino porque implicarse en esos trabajos significa ceder la independencia de los trabajadores a favor de la colaboración interclasista. Aunque parezca que no es así, que intervenir por ejemplo en los traslados es positivo, se olvida que no es lo mismo defender nuestras condiciones de vida, exigir el cumplimiento de nuestros derechos que participar en los órganos y mecanismos de concertación empresariales. Haciendo esto último se abre la puerta a la cogestión de nuestra explotación, cuando de lo que se trata es de abolirla. Y si bien son necesarios pasos intermedios estos no pueden ir en contra del fin último.

Además no hay que olvidar de dónde viene esa práctica de dar cabida a los sindicatos en las empresas (e incluso en el Estado, hablando a otro nivel). Aunque hoy la falsificación histórica la haya hecho pasar como combativa, viene del fascismo que conjugaba la represión directa con los intentos de crear órganos y medios de colaboración mixtos entre empresas y trabajadores. Mussolini o Primo de Rivera primero, las democracias del bienestar después… han aplicado estos métodos para ligar la suerte de la clase explotada y la explotadora en una amalgama corporativista que, hoy, sindicatos como CGT, presentan como el sumum de la libertad y los derechos proletarios.

Un sindicato clasista no debe participar en la Empresa sino defender a los trabajadores delimitando cuál es el terreno de cada uno. Subvenciones, formación conjunta, etc. son maneras de ceder la independencia de clase a favor de pequeñas mejoras y una mayor influencia de la burocracia sindical en los órganos empresariales. Son reivindicaciones corporativas e interclasistas de las que deberíamos huir como de la peste.

¿A dónde conduce todo esto?

Vemos que la mayoría de las peticiones de CGT se basan en no perder por un lado la comunidad de intereses entre Empresa y trabajadores y por otra la comunidad entre aquélla y los sindicatos; es decir, son peticiones corporativas que ligan a los trabajadores con sus patrones.
Quizá hoy en día, cuando Correos es una empresa que detenta el monopolio de facto en un mercado deficientemente liberalizado, esto tenga unas repercusiones inmediatas que no parecen malas para los trabajadores. Posiblemente hoy, que Correos aumente sus beneficios sin apenas esfuerzo, ligar a estos beneficios el 50% del salario no parezca malo. E incluso ya que los derechos que se tienen (traslados, etc.) son aún muy elevado, pedir que los sindicatos intervengan en ellos como gestores no sea algo inmediatamente contraproducente.

Pero su algo indica el Convenio es que las cosas están cambiando. Efectivamente, como ya se ha dicho desde estas páginas, el II Convenio Colectivo es un jalón más de cara a la privatización de la Empresa. Y privatizar, en el marco de ruptura con el mercado intervenido de hecho, significa igualar con la empresa privada, colocar a Correos en situación de obligada competencia con otras empresas. Caerán los beneficios, los privilegios de que ahora goza el funcionario desaparecerán. Y el sindicato estará demasiado integrado en la Empresa como para reaccionar. Algo así como la UGT en el metal o CCOO en la construcción, CGT estará trabajando en la gestión laboral y habrá perdido una independencia que hoy, cuando todo parece lejano, renuncia ya a tener.

Es un panorama oscuro, pero en cuatro años estará aquí. Por mucho que se opongan los sindicatos, que reclamen el sector público como la panacea universal, en poco tiempo la privatización estará aquí. Y mañana pagaremos lo que hoy no sabemos defender.

 

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